Mientras que saber la auténtica verdad pueda ser un alivio, también puede suponer un golpe que no puedas llegar a superar, o darte cuenta de que la realidad es mucho más triste de lo que pensabas y para entonces ser demasiado tarde, y como bien sabemos ‘La curiosidad mató al gato.’
Por otro lado está la dulce mentira, es negar la evidencia y permanecer feliz en la realidad de uno mismo, que no se corresponde a la del resto. Es la opción más fácil para una persona con no demasiada estima, si le engañasen preferiría no saberlo, porque la realidad de saber que lo hacen sería aún peor. ‘Es peor el remedio que la enfermedad’
En general y más en esta sociedad, todo el mundo miente, mentir es una práctica muy común y que forma parte de nuestro entorno social, la gente miente a todas horas y por todo tipo de motivos, más y menos relevantes. Lo cierto es que soy incapaz de imaginar un mundo sin mentiras, creo que la gente no está preparada para ello, muchas veces es ‘necesaria’ y ayuda a mantener la educación y cordialidad entre las relaciones humanas.
Van desde tonterías como que te pidan un cigarrillo, pasando por no querer hacer daño a alguien y hasta a mentir por interés propio.
A nivel personal, creo que las mentiras son necesarias, está claro que hay ámbitos y ámbitos. No debería haberlas en términos públicos, políticos, y cosas que afecten a grandes masas, como medios de comunicación etc., pero sí para mantener un entorno de cordialidad y respeto entre personas, como podría ser por ejemplo mostrar amabilidad ante alguien a quien en realidad no soportas.
"La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla."
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